ATROPELLOS A LA PROPIEDAD PRIVADA

La semana pasada, revisando el estado de mi cuenta, me encontré con que se me habían debitado 250 pesos con la aclaratoria de “impuestos” como concepto. Fui al banco y me encontré con la sorpresa de que Rentas de la provincia de Buenos Aires me había debitado dicho importe alegando una deuda porque no habíamos dado de baja un negocio que cerramos hace 11 años y calculaban más o menos lo que correspondería si siguiera en actividad.

Por suerte nosotros somos de los que guardamos todo (porque si no en este país estás frito) y tenía la baja con el sello de la Municipalidad de Lomas de Zamora en el año 1994. Lo terrible es que nunca recibimos notificación o intimación alguna y se metieron en mi cuenta y me debitaron dinero que es mío, violando mis derechos.

En Rentas nos dijeron que hagamos nuevamente la baja retroactiva y que la plata puede que la devuelvan o que si no quedaría como un crédito fiscal.

Ahora, yo me pregunto: ¿quién puede poner la plata en el banco y quedarse tranquilo con un gobierno que hace lo que se le antoja, que avasalla los derechos de propiedad?

Cuidado, pueden ser 200 o 200.000 pesos y después los tendrán como un gran crédito fiscal con mucha suerte.

Marcela García
mgarcia@c3l.com.ar  



POLICÍA MOTORIZADA

Con sorpresa he tomado conocimiento de que los oficiales de policía motorizada deben comprarse ellos el casco que utilizan a bordo de sus motos y los chalecos antibalas. Los primeros rondan los 800 pesos y los segundos, de acuerdo a su calidad y peso, oscilan entre los 600 y los 2.000 dólares.

¿Quién dispone esto? ¿Qué se hace con la partida presupuestaria para pertrechos y que la policía tenga sus elementos de protección?

No nos debiera extrañar entonces que en un hospital deba uno concurrir con la placa radiográfica, o las vendas o las agujas hipodérmicas descartables.

Los responsables, es decir los gobernadores o jefes de gobierno, ministros, secretarios y directores, podrían explicar qué es lo que pasa o quién es el que está incumpliendo con su obligación?

Un ejemplo por el absurdo es que siendo empleado administrativo deba uno concurrir con su propia PC por que la empresa o repartición no se la proporciona…

Donald Paterson
paterson@mercoline-sla.com.ar  



ESTANCAMIENTO ARGENTINO

El cuadro comparativo de PBI del número 39 de vuestra revista (clickear), elaborado por Francisco do Pico, expresa la cruda realidad de nuestro estancamiento económico medido por la evolución del PBI argentino respecto a Canadá, Australia, Finlandia, Hong Kong, Irlanda, Japón, España, Alemania y el conjunto de Sudamérica.

Quisiera hacer los siguientes comentarios:

1. El autor demuestra claramente que “hace más de treinta años los argentinos nos encontrábamos en pie de igualdad respecto a muchos otros pueblos… Desde entonces, muchos han progresado mientras nosotros nos hemos dedicado a vivir de lo que ya teníamos. El resultado: somos cada vez más pobres como pueblo, país y región.”

2. Esta medición comparativa es el más efectivo balance y rendición de cuentas de lo actuado. Este balance es simplemente… ¡escandaloso! Es ya tiempo que asumamos que el no crecimiento es el verdadero escándalo nacional.

El resto de los indicadores de decadencia, como índices de pobreza, subalimentación, deterioro educativo, etcétera, que tanto nos martirizan, son directa consecuencia de nuestra escandalosa falta de desarrollo. En un solo ratio se resumen todos los índices de nuestra vergüenza.

3. Guiados intelectualmente por nuestra especial clase política –bombardeados por un periodismo ideologizado, desinformado, o interesado–, desconocemos y negamos caminos alternativos, insistiendo en recetas de fracaso y pretendemos que nuestras políticas son únicas y verdaderas.

Parece haberse encarnado profundamente esta línea de pensamiento, o de no pensamiento, en la clase dirigente, en formadores de opinión y aun en los claustros universitarios.

Factores como el nivel de precios internacionales, el diferimiento del pago de la deuda o el efecto rebote post crisis no se consideran al analizar la reciente recuperación de la actividad.

Seguimos convencidos, sin siquiera analizar los porqué del éxito de otros pueblos, de que nuestras desventuras provienen del complot de países poderosos. Creemos que los “amos del mundo” no quieren que nos desarrollemos para así mantenernos como “reserva estratégica”. ¿Creerán que el cuadro de do Pico es también un complot? ¡Será entonces el complot de las Matemáticas!

4. Creo que este cuadro debería ser de “lectura pública obligatoria”, así la población tomaría conciencia real del balance de gestión del país, pero fundamentalmente conocería otros caminos probadamente exitosos de crecimiento.

El referido cuadro expresa con claridad: a. El balance de gestión política y económica que nos afectó, afecta y seguirá afectando. b. Que el estancamiento económico por medio siglo es el único y verdadero “Índice del Escándalo Nacional”, origen y causa del resto de nuestras vergüenzas. c. Ante este balance muchos se preguntarían qué políticas aplicaron los pueblos exitosos y cuales rechazaron. d. Pero fundamentalmente nos devolverá esperanzas.

Por ello, y considerando que nuestra mal informada sociedad no parece predispuesta a profundizar evaluaciones económicas, me atrevo a proponer se aúnen esfuerzos para la difusión masiva del referido gráfico. Publicarlo con unas pocas conclusiones, a una sola página, aviso o afiche, y por todos los medios posibles, quizá permitiría un mínimo impacto para despertar en la sociedad el deseo de buscar la verdad entre tanta confusión y desacierto.

Guillermo V. Bianco
guillermobianco@comcast.net  



¿SUPERPODERES O LÍMITES AL PODER?

El 2004 fue un año signado por una importante recuperación de la economía argentina, pero resulta evidente que cuando analizamos los diversos actos de nuestro actual Gobierno, hallaremos aciertos y fallas, ambos muchas veces más por omisión que por acción, ya que las más de las veces el mismo se ha dejado llevar por los acontecimientos, antes que engendrarlos. Esto, dado el panorama global favorable, ha producido efectos más que favorables para nuestros gobernantes, como ser el gran superávit fiscal, derivado de la no menos fenomenal recaudación impositiva. Asimismo, las reservas de divisas han alcanzado un interesante máximo.

En cambio, en el momento de pasar a la acción, los errores han sido múltiples y en algunos casos muy peligrosos. Es el caso del otorgamiento de amplias facultades al Poder Ejecutivo en cuanto a la aplicación de los recursos del presupuesto y la prolongación del “Estado de Emergencia”. Una vez más el Congreso de la Nación ha violado artículos específicos y contundentes (número 29) de nuestra Constitución, auto-otorgándose sus integrantes el título de “infames traidores a la patria” (sic). Pero a la clase política esa calificación poco parece importarle, más bien lo toman como un elogio, ya que, como podemos constatar a diario en las diversas apariciones que tienen en los medios de comunicación, ellos son absolutamente infalibles, los errores siempre los cometen otros, y por ello tienen el derecho (¿divino u otorgado por nuestros votos?) de hacer lo que les plazca, aunque contradigan los principios constitucionales y los dictados de la razón.

Quienes crearon nuestra Constitución, y en particular su mentor, Juan Bautista Alberdi, sabían muy bien por qué agregaron esas cláusulas de salvaguarda y limitación del poder de los gobiernos; es más, conocían perfectamente la innata tendencia de los gobernantes, cualquiera fuera su origen, de abusar de su poder, en detrimento de los ciudadanos.

Lamentablemente, ni Alberdi ni los demás pensadores que pensaron el sistema de división de poderes como limitador del poder gubernamental, se percataron de que el resultado del sistema basado en la libertad iba a ser tan eficiente en la creación de riqueza como lo fue, lo que en esencia se transformó en la semilla de su perdición. (…) En realidad el resultado de ese mayor bienestar material hizo posible que el Estado se hiciera de más y más recursos a través de impuestos y otras gabelas, y cuando eso no alcanzaba, apeló a la emisión monetaria (inflación) o al endeudamiento, sin que eso produjera mayor malestar entre los ciudadanos, ya que seguían viviendo relativamente bien. Así, el gobierno argentino, en sus tres niveles, llega a hacerse de casi la mitad del producto de los argentinos. Si se hubiera aplicado una presión fiscal semejante durante la segunda mitad del siglo XIX, ello hubiera llevado a la miseria más absoluta a la ciudadanía, y con ello a la rebelión. Pero, actualmente, esos niveles de exacción nos parecen tolerables, y solo atinamos a diluidas protestas verbales, que a los políticos no le hacen mella. (…)

El problema argentino no es la falta de poder en manos de los gobernantes, sino al contrario, ¡lo es la falta de límites al mismo! Esos límites no solo deben ser políticos, como ser la división de poderes, ya que el enorme poder económico en manos del gobierno los ha destrozado, sino que deben ser también económicos. No es razonable que el gobierno tenga la facultad de crear o aumentar impuestos, ya que ello lleva indefectiblemente al crecimiento de su tamaño y con ello del gasto y de la presión fiscal. Es irracional permitir semejante poder. Por ello los impuestos (o mejor “el impuesto”) deben fijarse en la Constitución, y prohibirse en forma absoluta la facultad de aumentarlos o crear nuevos. Por otra parte, el cobro de los impuestos deben hacerlo los municipios, coparticipar una porción fijada a los gobiernos provinciales y éstos a su vez coparticipar un porcentaje al gobierno central. De esa manera retornaremos a un verdadero federalismo e impediremos para siempre el desmesurado crecimiento del poder central del país. Otro límite económico es la prohibición total de endeudarse al gobierno en sus diversos órdenes, para evitar su crecimiento a costa de futuras generaciones. Finalmente, la emisión de moneda debe dejar de ser un monopolio gubernamental, para pasar a ser un bien de cambio más, libre, permitiendo la celebración de contratos en cualquier moneda. (…)

En síntesis, el problema argentino no se solucionará con declaración de estados de emergencia, otorgamiento de “superpoderes” o cosas por el estilo, sino, muy al contrario, hace falta establecer severos límites al accionar de los políticos gobernantes.

Germán R. Wachnitz
DNI 5.093.539
wachnitz@telemisiones.net  



PASADO ESTATISTA

Me pareció una nota brillante (Nota del Editor: se refiere al artículo “Para los desmemoriados y los más jóvenes”), tengo 54 años y viví y padecí todo eso. Sin embargo, perdí las esperanzas, en las cartas de respuesta (Nota del Editor: se refiere a las “Cartas de lectores”) se nota que lamentablemente los progres lograron infiltrar la mente de la sociedad argentina y la decadencia continuará por mucho tiempo.

Cuestionar los progresos de la década del 90 es como cuestionar el sistema solar, sólo un oscurantista puede sostener que la tierra es el centro del universo y tan descabellado como eso es la vuelta al estatismo. Pero durante más de dos mil años la gente creyó que el sol salía cada mañana porque así lo veía, así lo decían los sabios y así debía ser.

Crecí en los finales de una Argentina importante. En aquellos años, no se nos ocurría imaginar que Chile o España podían ser objetivos a alcanzar, no se nos ocurría enviar a nuestros hijos a trabajar y vivir en Estados Unidos o Barcelona. Pero con el aporte inestimable de los Alfonsines, los Chacho Alvárez, los Fernández Meijide, los Lanata y tantos otros, es muy probable que en algunos años lleguemos a desear parecernos a nuestros hermanos latinoamericanos de Ecuador, quienes por otra parte en estos días llenan nuestra Galería Pacifico que el bienaventurado Pino Solanas quería convertir en museo cuando María Julia estaba transformando aquel derruido edificio (los desmemoriados y los mas jóvenes tampoco saben que eso que hoy se llena de hermanos latinoamericanos en tour de compras era del ferrocarril estatal y estuvo abandonado y lleno de ratas y basura durante décadas, al igual que el Puerto Madero que los corruptos de la década del noventa mutaron de ruinas arqueológicas del siglo XVIII dignas de protección a este paseo imperialista llenos de hoteles, restaurantes y propiedades de 3.000 dólares el metro cuadrado).

Insisto, comparto plenamente la nota, pero no guardo esperanzas de cambio porque lo que no lograron por la fuerza los setentistas, lo logró la pluma y la prédica de los intelectuales vernáculos y seguramente la decadencia continuará porque la mayoría de la gente no alcanza a percibir que la están estafando, como no percibieron en su momento que la devaluación era para bajar sus sueldos en un 70% y apoyaron la propuesta de los sindicalistas porque creyeron que solo afectaría a los que viajaban a Miami.

Aldo Sesarego
asesarego@yahoo.com